Consistencia
Columna originalmente publicada por el periódico El Financiero 07 de septiembre de 2020.
Pocas cosas afectan tanto el mundo de las opcionalidades infinitas, como la cualidad del ser humano para mostrarse consistente en sus convicciones y objetivos.
En la dinámica de nuestra actual vida analógica y digital estamos rodeados de una combinación perpetua de mensajes, de estímulos y de referentes que, si bien resultan ser un mosaico nutritivo e interminable de catalizadores para el que sabe lo que quiere, se pueden convertir en un océano de distracciones perpetuas que imposibilite una ruta libre de descarrilamientos autogenerados.
En su definición más simple, la consistencia es la cualidad de lo que es estable, coherente y no desaparece ni se deforma fácilmente. Es la capacidad del individuo para mostrarse sólido en sus ideas o intenciones y persistente en sus propósitos.
En la dinámica de un esfuerzo prolongado, especialmente en entornos adversos, ¿en qué debemos poner particular atención para evitar distorsión en nuestros criterios, intenciones o caminos elegidos para el quehacer profesional? Aquí 3 consideraciones para la reflexión:
1) La convicción, nutre la coherencia.- El empresario que está convencido de las virtudes de ser buen pagador, muestra serlo en momentos de bonanza y en tiempos de escasez. El funcionario que está convencido de las ventajas en la armonía en su equipo de trabajo, busca fomentarla tanto en los temas cotidianos sencillos como en los asuntos sensitivos y conflictivos. Y sí, a contrario sensu, el principio funciona igual.
2) No es la casuística, es la disciplina de método.- Pocas cosas ofrecen una sensación de estabilidad en una operación empresarial o institucional como el ser disciplinado con los procesos, métodos, criterios o tiempos que se establecen en el mejor interés de los resultados procurados.
El método no está peleado con la flexibilidad o la necesidad de ajustes, pero sí con la ocurrencia desordenadora, improvisadora o ineficaz. La disciplina suele robustecer la predictibilidad.
3) Explorar opciones, no es sinónimo de alimentar desviaciones.- La vida empresarial, como la vida misma, es una suma de decisiones. Y decidir implica evaluar alternativas. Su evaluación, sin embargo, no supone sistemáticamente estar frenando, desviando o despistando el propósito o criterio que se ha definido como deseable. Foco, foco, foco debe ser la máxima de un actuar consistente.
La consistencia produce un cierto magnetismo. Las organizaciones, los clientes y el mercado mismo identifican cuando existe uniformidad y coherencia entre los elementos o las piezas que forman parte del conjunto de acciones, procesos y decisiones que configuran una organización y que le dan cuerpo a su oferta de valor. La consistencia nutre la confiabilidad comercial y profesional.
Aun en entornos complejos o en indiscutible crisis, la consistencia es un valor a tutelar. Y es que cuando se ausenta –cuando se flagela– la reserva aflora, la duda se alimenta y la desconfianza emerge.