Del ‘Home-Office’ al ‘All-HomingTM’: un fenómeno que llegó para quedarse
Columna originalmente publicada por el periódico El Financiero 08 de junio de 2020.
Era el refugio de nuestra actividad pública. Un espacio cuya función primaria era el descanso y el cuidado personal. Un lugar de guarda de lo que te es preciado y privado. Un sitio con áreas destinadas al buen ocio individual o familiar y a la socialización con aquellos que admitíamos a nuestro círculo de confianza.
Pero llegó una pandemia. Y con ella, la necesidad de auto-confinarnos en ese refugio. Con todos. Con sus actividades, con sus presiones, con sus temores, con sus contradicciones. Llegó el Home-Office para unos, el Home-Schooling para otros y el Home-Solving para todos.
Los espacios adquirieron una necesidad funcional distinta. Y es que las áreas, el mobiliario idóneo, la iluminación óptima y la privacidad necesaria resultaron recursos escasos aun en los hogares con mejor ancho de banda.
Estamos ante el All-HomingTM. Un fenómeno que no resultará ni pasajero, ni temporal. ¿Qué llegó para quedarse? Aquí tres reflexiones de quienes están inmersos en el rediseño de sus modelos de negocio:
1) La adopción digital ha sido megaintensiva y multigeneracional.- Y no sólo porque cada miembro del refugio ha aceptado hacer distintas actividades en casa, adaptándose a las restricciones o ventajas de su señal del internet, sino porque al tiempo en el que hemos aprendido a ser cautos con las cámaras, con los datos personales y con la mezcla de ruidos bidireccionales, hemos probado y digerido nuevos sistemas, soluciones y procesos con prácticamente todos los dispositivos conectables a nuestra disposición.
2) La comodidad con la pantalla en casi todo es creciente.- Y aunque el anecdotario de incidentes bochornosos por dejar un micrófono abierto o una cámara encendida es extenso en la red, ninguna compañía debe subestimar la velocidad con la que tiros y troyanos hemos ganado comodidad para la realización de actividades en digital.
Basta con ver una abuela contando un cuento a su nieto a través de una tableta, o un papá haciendo un pedido en la APP de un supermercado, en paralelo a su participación pasiva en un webinar sugerido en un grupo de WhatsApp. Y ni se diga la mamá que ha empezado yoga frente a su celular, al tiempo en que se ha vuelto una experta en resolver incidentes de conexión en el Zoom de sus hijos.
3) El espacio privado seguirá siendo privado.- Reconozcámoslo. La tentación de observar el entorno de nuestros interlocutores en el otro lado de la cámara es enorme. ¿Qué orden refleja? ¿Qué acabados tiene? ¿Cuál es su estilo? ¿Qué textos o fotos se pueden ver?
Pero al margen de que algunos son felices al descubrir la función de difuminado de su fondo u otras opciones para impedir revelar tu espacio, muchos han descubierto que trabajar desde casa implica decidir qué espacios e interacciones familiares haces públicos y qué entornos mantendrás celosamente privados.
La extensión del autoconfinamiento y el agravamiento del problema sanitario no tardaron mucho en hacernos saber a empresas y familias que no estamos trabajando ocasionalmente desde casa solamente, sino que estamos en casa –durante una crisis– tratando de trabajar y de viabilizar nuestro futuro.
Eso ha contribuido a la difuminación de fronteras entre la casa, la oficina o terceros lugares. La gente descubre nuevas posibilidades en digital por minuto y adopta funcionalidades y hábitos –antes insospechados– que no va a abandonar cuando pueda salir al espacio público con la frecuencia y confianza que antes acostumbraba.
El All-HomingTM reconfigurará espacios, recalibrará modelos y procedimientos y modificará el diseño de múltiples experiencias en un mundo que –aun y cuando resolvamos el bicho– continuará siendo analógico, pero muy, muy digital.