El comercio electrónico en la era Covid-19: mitos y realidades
Columna originalmente publicada por el periódico El Financiero 29 de junio de 2020.
Que la 7ª edición del Hot Sale vendió poco más de 20 mil millones de pesos en 2020 es una realidad. Que todos los que comercian bienes y servicios en digital producen una rentabilidad óptima es un mito.
Que el 95 por ciento de los nuevos compradores en línea se vuelven recurrentes es otra realidad. Que el disparador primario de compra en web es el precio, en la era Covid-19 se está convirtiendo en mito.
No es casual que Éric Pérez-Grovas, presidente de la Asociación Mexicana de Venta Online, mencione en público y en privado que la gran restricción en su mundo –a superar por chicos y grandes– es la logística. Y es que cada vez más personas, de todas las edades y para más productos y servicios, estamos comprando en línea.
¿Qué deben ponderar quienes se han visto forzados a encontrar en el comercio electrónico una ventana para viabilizar su negocio? Aquí 3 interrogantes para la reflexión:
1. ¿Lo juego interno o lo externalizo? Para todos la pregunta original es si venden a través de la plataforma de un tercero (‘marketplace’ en el argot de la industria) o si vas directo por tus clientes desarrollando una plataforma propia.
Pero aun llegando a una respuesta objetiva que pondere el poder de tu marca y un análisis frío sobre quién es dueño del consumidor, la pregunta se repetirá a la hora de definir la estrategia de mercadotecnia digital, el diseño de tu logística o el alojamiento de tus datos.
2. ¿Cómo priorizo mis inversiones? Respuesta compleja para los negocios que estaban queriendo migrar en línea a partir de un modelo consolidado en el mundo físico, pero que no desaparece en la era Covid ante las múltiples variables inciertas sobre el consumidor en la era post.
De lo que no hay duda es que para muchos negocios, la opción de invertir bien en digital y en el corto plazo, es la única opción.
3. ¿Dispongo del talento especializado? Las más de las veces la respuesta es ‘no’. Y no es por falta de claridad en la necesidad, sino porque en el mundo digital el talento es escaso, altamente competido y, por ende, caro.
Sí. Siempre está abierta la alternativa de desarrollar gente interna, pero ello supone que son desarrollables y que se dispone del tiempo para hacerlo. Siendo esta última variable una de las menos disponibles en el complejo entorno global actual.
Muy atrás se ven las restricciones de banda ancha, de métodos de pago electrónicos o del miedo a la transaccionalidad en línea. El Covid –con el auto confinamiento detonado– ha incentivado a millones de consumidores a experimentar una comodidad diferente en web y a vivir una sensación de seguridad contextual.
Los expertos visualizan un mundo post-Covid con incrementos acelerados en las frecuencias de consumo en digital y en todas las líneas de productos y servicios. Con una cobertura geográfica notoriamente más amplia y, quizá lo más relevante, con un espectro sociodemográfico mucho mayor.
Así que la obligación de navegar asertivamente el mundo digital ya no es un mito para las empresas mexicanas.
La realidad es que el comercio en línea –de lo que sea– debe dejar de ser visto como una unidad de negocio marginalmente creciente para adoptarse como la prioridad de un nuevo modelo de servicio y comercialización basado en una lógica de omnicanalidad.