La educación en la ‘nueva normalidad’
Columna originalmente publicada por el periódico El Financiero 03 de mayo de 2021.
Una alarma detona el inicio de su rutina matutina. El arreglo personal, los alimentos tempraneros y la preparación de sus materiales. En punto de la 7:45 a. m. ya debidamente sentados en su escritorio, testifico que los dos le dan ‘clic’ a la primera sesión síncrona de la jornada.
Es un nuevo día de clases en un mundo que les modificó abruptamente todo. Que convirtió su casa en el aula. Su pantalla en el pizarrón. Su audio en los ruidos del ambiente escolar y, en el mejor de los casos, múltiples programas en el instrumento de un proceso de aprendizaje, más asíncrono de lo que a algunos padres nos gustaría y más distante de lo que los propios niños desearían.
En su definición más simple, la educación a distancia es un sistema de enseñanza-aprendizaje que se desarrolla parcial o totalmente a través de las tecnologías de la información, con métodos que dirigen el consumo óptimo de información relevante, la interacción bidireccional de alumnos y profesores y formas de evaluación sistemática para realmente lograr el desarrollo académico intencionado.
Tras poco más de un año de clases a distancia, ¿qué podemos destacar como elementos positivos de esta compleja etapa para niños, jóvenes y adultos? Aquí tres para la reflexión:
1) Los tiempos complejos forjan el carácter.- Han tenido que procesar una montaña rusa de emociones, al tiempo en que se han adaptado a nuevos métodos académicos antes insospechados.
Superando la queja contra la realidad, miles de alumnos han mostrado un nivel de persistencia y un arrojo educativo que ya los separan de aquellos que al primer fracaso digital desistieron del esfuerzo que el entorno exigió a todos.
2) El deseo de aprendizaje trasciende contextos complejos.- Miles de estudiantes han luchado contra la opción permanente de no hacer lo que tienen que hacer y además –a pesar de las complejidades del entorno– se han esforzado en hacerlo bien.
Cierto, no todos los alumnos del país han gozado de acceso a una educación a distancia continuada, bien equipada y de alta calidad, pero ello no quita mérito a quien –gozando de ella–se ha mantenido en el propósito de estudiar lo mejor posible para superarse.
3) La socialización escolar es hoy multiformas y multiplataformas.- Resulta imposible no destacar el valor de las nuevas habilidades de socialización en digital producidas en este periodo, así como diferentes capacidades para trabajar, jugar y crear en equipo, a distancia y apoyados en múltiples sistemas en simultáneo.
Este periodo académico especial no ha sido sencillo para nadie. Ha exigido a los alumnos. Ha demandado energía y tiempo a padres y madres de familia en roles tutoriales intensivos y, por supuesto, ha significado una carga adicional de aprendizaje tecnológico-académico intensivo a profesores y directivos, como nunca lo hubieran prevenido.
Y sí, este periodo académico especial ha provocado la deserción lamentable de varios y dejará rezago académico en muchos. Y es precisamente por ello que, entre que regresemos a lo que regresemos en el mundo de la educación en presencial, tiros y troyanos debemos aplaudir el esfuerzo de los cumplidos y de los dedicados. De aquellos que, a pesar de todo, están mostrando resultados sobresalientes.
La misión no ha cambiado. Debemos seguir exigiendo y procurando la mejor educación posible para nuestros hijos, con el mejor rendimiento que ellos puedan dar. Y es que al margen de las complejidades del momento, mantenemos la obligación de preparar a niños y jóvenes para un mundo que no será más fácil de navegar, ni tolerante con los impreparados.