Saldrás del mercado a menos que tu empresa cambie bien, ¡última llamada!
Columna originalmente publicada por el periódico El Financiero 25 de enero de 2021.
Indagar sobre el concepto de cambio te lleva en instantes a la respuesta genérica: acción de cambiar. Pero en segundos, esa indagatoria se abre a posibilidades de toda índole: cambio de dirección, cambio de actitud, cambio de procesos, cambio de productos; cambio tecnológico, cambio de mercado y más.
En su definición más simple, el cambio es un momento en el que un determinado estado de las cosas se sucede a otro con diferencias notables. Y, si bien, en las corporaciones es deseable que los disparadores del cambio sean endógenos, en 2021 no queda duda de que los múltiples efectos de la pandemia global están obligando el cambio en todas las empresas que aspiren a sobrevivir.
En el mejor de los casos, tu organización ya tiene clara la nueva ruta y está construyendo u obteniendo las nuevas capacidades e instrumentos para lograrse como entidad productiva sostenida. No obstante, ¿de qué cosas se debe asegurar quien está proactivamente gestionando un cambio?
Aquí 3 para el análisis:
1) Establecer y mantener el sentido de urgencia. – Es indispensable. Ni el mercado va despacio, ni el tiempo y recursos para materializar el cambio deseado de las cosas son infinitos.
Quizá lo más difícil es evitar la inercia operativa. Y es que la prolongación indefinida de la pandemia no sólo agota, sino que hace costumbre. No es nada difícil que los equipos regularicen la irregularidad y dejen de temerle a la destrucción inadvertida de capacidades competitivas.
2) Hay que limpiar los espacios para limpiar las mentes. – Y es que la dirección de todo cambio requiere nueva información, nuevos entendimientos, nuevas capacidades y, por supuesto, nuevas voluntades.
El cambio del que se habla en las compañías es hoy de tal magnitud y complejidad que las más de las veces no se materializa bordando sobre lo que se tenía, sino eliminando mucho de lo que ya no hace sentido tener o mantener para permitir lo nuevo.
3) Habilitar a varios para actuar en línea con la visión. – Ningún cambio organizacional es unipersonal. Es un esfuerzo colectivo, adecuadamente impulsado por patrocinadores, gestionado por habilitadores y bien ejecutado por usuarios diversos.
Si no hay habilitación estratégica para que otros puedan actuar en línea con la visión que motiva el cambio, no hay posibilidad de acelerar y consolidar las mejoras de corto plazo para producir cambios más profundos de mediano plazo.
En años de bonanza y retos ordinarios hubiésemos podido afirmar que la empresa requiere muchos pequeños cambios para irse ajustando a la evolución sistémica de sus mercados. En un año como este, sin embargo, es necesario convencer que la empresa requiere grandes cambios para lograr ajustarse al shock sistémico que viven todos los mercados.
No hay dilema. Ante el temor o escepticismo que naturalmente presentan muchos en distintos espacios corporativos, habrá que decirles una y otra vez: la magnitud y velocidad del mundo digital competitivo de hoy es tal que si nos quedamos como estamos va a ser mucho peor que lanzarnos a explorar todas las posibilidades que el mundo del cambio nos ofrece.
Y PRONTO EN EL COLEGIO DE CONTADORES PÚBLICOS DE MÉXICO…
¿Qué es razonable esperar y qué no en la recuperación macroeconómica de este año?¿Qué tendencias llegaron para quedarse en los negocios en un mundo acelerado pos-COVID? ¿Qué habilidades necesitamos maximizar para enfrentar mercados que no por semiconfinados dejan de competir intensivamente?
De eso y más hablaré durante la conferencia Los Negocios del 2021: Viejos Temores y Nuevos Desafíos que impartiré en el CCPM (afiliado al IMCP) en febrero 4, en punto de las 13:00 horas.
Y sí. Será una experiencia interactiva, multiplataforma, sacudidora, en digital. ¡Ahí nos vemos!