Y en tu empresa, ¿cuál es la vulnerabilidad más evidente?
En teoría, todos los negocios son vulnerables. En la práctica, unos negocios son más vulnerables que otros.
Al margen del tamaño de los jugadores de cada industria –en la muy intensiva dinámica del mercado– las empresas tienen capacidades diferenciadas para aguantar y superar impactos provenientes del exterior o generados al interior de su propia configuración institucional.
En la definición más simple, se es vulnerable cuando se es susceptible de ser lastimado o herido, física, legal o comercialmente por un tiempo determinado.
En el entorno económico actual, conviene analizar cuáles son las vulnerabilidades más notables del negocio en que participas y advertir qué tan evidentes resultan para los responsables de los puestos críticos de dirección. Aquí tres tipos de vulnerabilidad empresarial para detonar reflexiones:
1) Vulnerabilidad financiera.- Sea por exceso de deuda, sea por una cartera de cuentas por cobrar erosionada o sea por un incremento relevante en costos de producción u operación, un freno en la dinámica de los flujos de efectivo de la compañía puede deteriorar aceleradamente el estado de la posición financiera de cualquier empresa.
Cuando la madera cruje, resulta necesario cuidar la salud financiera del negocio con disciplina y rigor.
2) Vulnerabilidad operativa.- Sea por inventarios desproporcionados, sea por distorsiones en los procesos (cualquiera que sea la causa que los explique) o sea por cambios inesperados en la tecnología disponible, una variación agresiva en cualquier insumo crítico o malas decisiones de inversión en operación pueden alterar negativamente la dinámica productiva y competitividad de cualquier negocio.
Cuando la madera cruje, resulta necesario cuidar la viabilidad operacional del negocio con anticipación efectiva y tutela procesal.
3) Vulnerabilidad legal.- Sea por cambios en los criterios para aplicar normas y procedimientos, sea por modificaciones en el andamiaje legal que le da forma a la industria y a su respectivo acomodo de riesgos, o sea por enfrentar acciones legales frente a contrapartes que antes no requerían rutas litigiosas, una exposición mal atendida a nuevos entornos de legalidad o jurisdiccionales puede trastornar la viabilidad de cualquier entidad productiva y crear contingencias destructoras de valor.
Cuando la madera cruje, resulta necesario blindar la exposición legal que pueda aparecer en distintos frentes.
Si bien cada industria tiene empresas con configuraciones diferentes de competitividad estructural, distintas capacidades para procesar decisiones, estados de su posición financiera variados y grados diversos de conflictividad interna, nadie es inmune a un entorno externo que decrece o que se estanca.
Y aunque digan los que saben que la eliminación de jugadores marginales en cada industria es uno de los positivos resultantes en los ciclos negativos de la economía, bien vale la pena alzar la voz y preguntar en tu empresa, ¿cuáles son nuestras vulnerabilidades más evidentes?